El miércoles estuve hablando con una persona que me impresionó. Su nombre es Papis, es senegalés, sin papeles y vendedor de discos piratas en el top manta desde que llegó a España. Es un tipo afable que accedió a tomarse un café conmigo en el centro -“pero no en Lavapiés, que hay mucha policía”- para que yo le entrevistara.
Lo está pasando muy mal últimamente porque dice que ya no puede vender discos. Que la policía se ha puesto muy dura últimamente con este tipo de comercio ambulante.
No sé si os habréis fijado, pero cada vez hay menos top manta en las calles de Madrid. En las plazas de las estaciones de tren de Aluche o Móstoles Central, donde antes se ponían fácilmente 20 vendedores ahora no se ve a ninguno. Igual pasa en Embajadores. Los pocos manteros que he visto estos días estaban en las profundidades más profundas del Metro (Cuatro Caminos L6) y en los alrededores de Sol, agazapados detrás del parapeto de las obras de Fomento.
Los manteros son todos inmigrantes sin papeles, la mayoría senegaleses o gambianos. A día de hoy viven aterrorizados por la perspectiva de ser identificados por la policía y devueltos a sus países. Eso los que no están ya en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), que por lo visto está al límite de su capacidad.
La policía lleva unas semanas empleándose a fondo con ellos. Más o menos desde que entró el nuevo jefe de la policía municipal, Carlos Rubio. (12 de septiembre).
“Ahora vienen de paisano y no te puedes esconder. Y piden los papeles por la calle todos los días, también agentes de paisano. Sólo piden DNI a los que ven que podemos ser sin papeles, que somos negros o árabes. Tengo medo de ir por mi barrio”. Papis considera Lavapiés su barrio. Y muchos vecinos autóctonos (los que me condujeron a él, entre otros), le consideran su vecino, tan del barrio como ellos mismos. Pero Papis no tiene documentos.
Si hubiera venido a España sólo un año antes los hubiera tenido. Y eso le escama. “Veo que muchos de mis paisanos que han venido aquí han cumplido su sueño. Yo también quiero cumplir mi sueño: trabajar y ganar para mi familia; por eso no quiero volver aún a Senegal. Además ellos no saben lo mal que lo estoy pasando aquí; les mando dinero y creen que tengo un buen trabajo”.
Papis es considerado ahora un delincuente con todas las letras. Y por partida doble; porque está “ilegal” y “sin papeles” en nuestro país y porque infringe las Leyes de propiedad intelectual vendiendo CDs piratas. Si le pillan, pasará una noche en comisaría, por de pronto, y con un poco de mala suerte irá de allí al CIE.
Lo dice el poco sospechoso Sindicato Unificado de Policía (SUP), el mayor sindicato policial de este país. En un comunicado, el SUP afirma que un inmigrante irregular “no es un delincuente” y no debería ser detenido, encarcelado y expulsado “como un animal”. Esa nota se hizo pública, por cierto, una semana después del nombramiento de Rubio.
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