El caso es que para andar 16 kilómetros por medio del campo montamos un dispositivo increíble que incluyó invadir la casa del pueblo de Silvia, montar una cenola de padre muy señor nuestro y zamparnos a la vuelta un chuletón de Ávila en un pueblo que se llama Salobrejo,. Chuletón de como 800 gramos que, por muy razonable que fuera su precio, excedió con mucho lo adecuado dentro de mi capacidad de gasto.
Bueno, me lo pasé como un enano. Cuantificando:
- Kilómetros recorridos por la Sierra de Béjar: 15,8 (Gracias Joe por trazar el
mapa).
- Visitas apresuradas a localidades pintorescas: 1
- Cena/botellones: 2 (la mitad de la expedición solo estuvimos en la segunda)
- Cervezas: decenas
- Falsos anuncios publicitarios grabados con cámara digital compacta: 2
- Números musicales con Silvia al Piano y Maki y yo desbarrando: 3 (creo)
- Victorias aplastantes (de mi equipo) al juego de las películas: 1
- Discusiones absurdas por temas baladíes: 1
- Desayunos de huevos con bacon: 1
- Fotos fingiendo sostener una roca en aparente equilibrio precario: 3
- Escuchas a la cinta de los Pekenikes en el viaje de vuelta: 1,5
- Resfriados por comer nieve: por lo menos 1 (el mío)
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