domingo, 6 de diciembre de 2009

Anoche fue la noche de la que hablamos

Me he levantado a mediodía y había un cono de tráfico en la puerta de mi habitación. Me he tropezado con él, claro, pese a que Miguel le había añadido, un folio en el que ha escrito "ACHTUNG"... y mientras me dirgía cojeando a la ducha he pensado que si te levantas y hay un cono de circulación en tu pasillo, el balance de la noche tiene que ser forzosamente positivo, pese a ciertos episodios ridículos.

La de anoche fue una noche de grandes momentos y grandes estupideces, como ponernos a gritar por la terraza del octavo piso la dirección de mi casa a la gente que pasaba por la calle. Les decíamos que "incurrían en grave error" yéndose a sus casas y que deberían subir a la mía. Evidentemente todo el barrio supo quien perturbaba el decanso vecinal y evidentemente mi pelota de playa cayó por la terraza.

Luego nos pusimos a freír huevos con pimientos. Menos mal que la cocina de mi casa es eléctrica.

Antes de eso bebimos tequila, intercambiamos información de dudosa utilidad con los nativos e inventamos toda una cosmogonía en torno a las Torres de Zabálburu, situadas en la plaza del mismo nombre, amén de elaborar un complejo plan para acceder a las mismas haciéndonos pasar por un cartero comercial euskaldún que trabaja los sábados a las cuatro de la mañana: "Posta komertziala! Zabaldu dezakezu?".

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